
El mayor pecado de Naboer (Next Door) es que, llegado un momento, aburre. Pero empieza bien, e impacta. Además, el final, a pesar de que yo hubiera preferido otra dirección, es coherente, y dota al conjunto de sentido.
Podría decir que, haciendo una ponderación, tal vez merezca la pena verla si, por cualquier motivo, te apetece ver después de comer algo turbio, frío y enfermizo...que todo puede ser.